Es difícil no sentir algo especial al escuchar su voz. Vamos, ¿quién no ha cantado sus éxitos alguna vez? Sus temas están en el inconsciente colectivo y actúan como un lenguaje universal que une generaciones. Y además de su inconmensurable talento y carisma, lo sentimos familiar: nos recuerda a su madre (¿hace falta nombrarla?), esa que conquistó este país y el mundo; nos recuerda a su tío (el “Don Ramón” de “El Chavo”), aquel nos ha hecho reír de chicos; y, claro, nos recuerda varios momentos felices. Por eso y más emociona tanto cuando sale a escena; aunque parece un sueño, no hacen falta pellizcos. Es real: Cristian Castro está en Tucumán, y va a cantarle al amor en Trancas.
De smoking negro y con su típico peinado con fijador entra tímidamente al escenario. Sin grandes presentaciones, cerca de la 1.50 sale a escena mientras los acordes de “Azul” inquietan al público. Los globos amarillos vuelan por el predio y los carteles para el artista ocupan gran parte del espacio; es que, desde temprano, miles de personas se han encontrado en el Club Deportivo Trancas para esperarlo. La noticia de que “El Gallito” -así lo apodan sus fans- iba a pisar suelo tucumano conmocionó a muchos: y fanáticos de toda Argentina y de algunos países limítrofes se dieron cita para este acontecimiento.
En el club no cabe un alfiler. Según las primeras estimaciones, se cree que más de 40.000 personas han llegado para disfrutar de esta última noche de la XXIV Fiesta Nacional e Internacional del Caballo. “Trancas, la verdad es que este es el mejor festival que he visto en mi vida. Está increíble, ¿cómo pueden juntar tanta gente?”, se preguntará más tarde el cantante mexicano. Pero claro, la humildad no lo deja ver un dato clave: es él el que lo ha logrado. Cristian Castro es un fenómeno, que atraviesa generaciones y que, por supuesto, nadie quiere perderse.
La Fiesta del Caballo, con una variada oferta gastronómica y de artesanías: los preciosCarisma y talento
A simple vista puede parecer increíble. “Hice 1.700 km para verte”, “Bolivia presente”, “Vine desde Santa Fe por vos”, son sólo algunas de las consignas que sus fans enarbolan. ¿Qué es lo que genera que tantas personas se agolpen para verlo de cerca? Bueno, no hace falta pensar mucho; más bien se trata de dejarlo actuar. Su performance dará todas las respuestas.
“Fue una mañana que yo te encontré/ cuando la brisa besaba tu dulce piel”, comienza a cantar, al tiempo que siete bailarines danzan por el escenario. Por momentos, los gritos desaforados del público no permiten apreciar su voz, que está intacta. Esos agudos que lo hicieron famoso siguen allí; y, desde el comienzo, él hace gala de ese amplio rango vocal que lo llevó a lo más alto. “Muchas gracias, ¿cómo estás Trancas? Encantado de estar acá con todos ustedes celebrando esta gran Fiesta del Caballo [...] vamos a cantarle al amor toda la noche”, dice para romper el hielo.
Es inevitable ignorar su carisma. Habla con el público y los divierte; cuenta que ha tomado unos cuantos tequilas antes, avisa que ésta va a ser una noche romántica y hace algunas gracias con sus bailes. También hace reír a la platea, por ejemplo cuando exclama “¡tremendo sábado!”, sin darse cuenta que está cantando un domingo. Cristian no es ningún divo inalcanzable; es cercano y sólo quiere entretener.
Hits y más hits...
“Buenos días amor” y “Me quedé” siguen su incipiente setlist, que ya tiene su primer gran momento con “Amor”, tema que grabó en 1996. Uno detrás de otro, seguirá interpretando éxitos: “Así era ella” y “Lloran las rosas” -dedica a su abuela- comienzan a palpitar el festejo por el Día de la Madre. “¡Cantá ‘Verónica’!”, le grita una fanática. “Sí, a mi suegra cantále”, responde bromeando otra. Él, mientras tanto, aprovecha para leer carteles: “fuiste mi regalo de 15”, sostiene una seguidora; “Cristian, hoy cumplo 18”, advierte otra. “Bueno, con vos, de 18, ya podemos hablar... Con la de 15 no”, dice entre risas el galán. “Y esta va dedicada a todos los que tienen el corazón roto”, avisa, para interpretar “Es mejor así”.
Karina, en la Fiesta del Caballo: el amor y el desamor, centro de una fiesta catárticaFinalmente viene el homenaje. No podía ser de otra manera; como en nuestro país se celebra este domingo a las madres, él hace lo propio con la suya. Con imágenes de la diva de las telenovelas de fondo, canta: “Desde el cielo llegó/ una estrella nació/ muy querida y respetada/ una dama iluminada de verdad”. También recordará a su abuela -madre de Verónica y la mujer que lo crio- con “Mi bien amada y yo”. Por supuesto, las lágrimas aparecen y más de uno quiebra ante estas canciones que hablan sobre presencias y ausencias.
Hay mucha emoción, sí. Sin embargo, el público no suelta los celulares; casi parece que es más importante tener un video de lo que pasa, que guardar este momento único en la retina. “Para las más amadas de este mundo, las madres, felicidades”, dice. Y sigue el concierto con “Lloviendo estrellas”. Pero de repente, desaparece de escena.
Una fiesta
Al volver, tiene otro smoking, ahora rosa claro. Para este punto, abajo del escenario aparecen, casi hipnotizados, Paolo Ragone, Franco Favini y Bruno Ragone. Los tres integrantes de Destino San Javier se presentaron antes que Castro. Decidieron quedarse a verlo y corean todos sus temas. Es que sí. Cristian es hipnótico. “Estas son canciones de mi disco ‘Mi vida sin tu amor”, asegura el mexicano, que ya lleva una hora cantando. Sorprenderá a los tucumanos con “Ángel”, “Mi vida sin tu amor”, “Por amarte así” y “Volver a amar”. Con esta última, ya ni se lo escucha: Trancas se ha convertido en un gran karaoke.
Fiesta del caballo: se esperan 30.000 personas por día en TrancasY sigue. “Voy a cantar una cumbia. No seré el gran Rodrigo Tapari, pero les pido unas palmas”, dice antes de sacar a relucir sus pasos prohibidos con una versión muy argenta de “Si me ves llorar por ti”. Y sí, todavía le quedan hits. “Ahora voy a cantar algunas canciones de Luismi”, asegura en chiste. “Nunca voy a olvidarte”, “Vuélveme a querer”, y “Con ella” anuncian el final.
“Con esta canción me despido”, advierte y recibe un rotundo “no” de sus fans. “Yo también estoy re contento, pero, caray, ¡qué pena! Las cosas se terminan. Es tan hermoso esto, no puedo creer; quiero abrazar a todos. Espero que se repita el próximo año; gracias por dejarme cantar en este lugar tan único, que me lo dejo hasta el fin de mis días”, resume y se despide, luego de una hora y 45 minutos de concierto.
“Tal vez te olvides de mi/ tal vez me olvide de ti”, empieza a recitar. Los globos ya no están, los carteles han desaparecido y la nieve inunda el aire; la fiestá está por terminar de la mano del mayor éxito. “No podrás” pone fin al concierto de Cristian Castro, pero su voz y su talento permanecerán por siempre en cada uno de los corazones de quienes tuvieron la oportunidad de verlo en Trancas.